Atención: este artículo contiene spoilers.
La figura mítica del vampiro ha prevalecido a través de los años, adaptando sus cualidades a cada tiempo y cultura. Hoy, una de las versiones más interesantes del vampiro contemporáneo es la propuesta por el escritor sueco John Ajvide Lindqvist en su novela “Déjame entrar” (2004): la del vampiro como un ángel.
Publicada en 2004, “Déjame entrar” es la primera novela de Lidqvist, y desde su publicación ha tenido una gran recepción por su extraordinario ritmo, su ambiente lúgubre y sus personajes complejos y entrañables. Hasta el momento este libro ha sido traducido al inglés, alemán, ruso y español, y ha inspirado dos adaptaciones cinematográficas: una versión sueca dirigida por Tomas Alfredson (2008) y escrita por el mismo Lindqvist; así como un remake estadounidense dirigido por Matt Reeves (2010).
Trama
“Déjame entrar” se sitúa en Blackeberg, Suecia; ciudad de nacimiento del autor. El año es 1981 y narra la historia de Oskar, un niño solitario de doce años de edad que tiene un extraño gusto por leer y coleccionar noticias del periódico sobre asesinatos. Sus padres son divorciados y vive con su madre, una mujer sobreprotectora que se refugia en la bebida. Por si fuera poco, Oskar sufre un intenso acoso escolar.
Un día, llegan a vivir a su edificio una chica aparentemente de su edad junto con un hombre adulto, quien todo el mundo piensa que es su padre. La mudanza es austera, apenas un par de muebles. Llegan de noche y, al tiempo que ocurre la mudanza, una serie de asesinatos comienzan a suceder en Blackeberg.
El encuentro de Oskar con la supuesta chica, llamada Eli, desencadena una historia de amor, vampiros y un exquisito tinte policíaco en el que el autor nos mantiene atrapados de inicio a fin con un ritmo adictivo.
La oscuridad de Blackeberg
Un elemento fundamental en esta novela es su carácter pesimista. El tono oscuro que el autor imprimió en ella no es únicamente por tratarse de una novela de vampiros, sino una aguda crítica a la humanidad. “Déjame entrar” está compuesta por personajes solitarios, drogadictos, engañados, traicionados, deprimidos y lacerados física y psicológicamente por la propia sociedad, lo cual la hace una novela cruda y muy realista. Desde la primera página, Blackeberg es descrito como un sitio sin historia, fundado apenas treinta años antes de los hechos que nos narra:
“Los misterios del pasado no estaban a su alcance; no tenían ni siquiera una iglesia. Una población de diez mil habitantes, sin iglesia […] Eso ya dice bastante de lo ajenos que eran a las calamidades y al terror de la historia. Lo cual explica en parte lo desprevenidos que estaban.”
Y esto es verdad. Históricamente, el terreno en donde fue construida Blackeberg fue comprado por la ciudad de Estocolmo, Suecia, en 1948. En 1952 se inauguró el metro de la ciudad y a partir de entonces fue poblada por familias que se mudaron desde Estocolmo. Con este sentimiento de vacío, de sinsentido, de ausencia de origen, que posteriormente relacionaremos con el mismo sentimiento en cada uno de los personajes, es como comienza “Déjame entrar”.
¿Qué significa Eli?
Así como existe una profunda crítica a la humanidad, en esta novela también se critica a la religión católica. Y he aquí donde comienza el tema que nos atañe: la propuesta del autor por colocar a su vampiro al nivel de una divinidad.
El significado de Eli, el nombre de su vampiro, es nada menos que Dios, en hebreo. En la novela se menciona:
“Son las últimas palabras que Cristo dijo en la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Eli, Eli, lema sabachtani?”.
Este pasaje en la Biblia se encuentra en el libro de Mateo, capítulo 27, versículo 46. Pero además de nombrar a su personaje vampiro como “Dios”, Eli también es el hipocorístico de Elias, un nombre de chico. El componente homoerótico en la novela es totalmente claro y evidente, cosa que no sucede en las adaptaciones cinematográficas, pues quisieron evitar que éstas fueran clasificadas para adultos, lo que supondría llegar a menos público.
En la novela, conforme Oskar convive con Eli, deduce que en realidad es un vampiro, por su facultad para trepar muros, su necesidad de beber sangre, su edad… Oskar se enamora de Eli, pensando en un inicio que se trata de una chica, pero llega el momento en que él se lo revela:
“—¿Cómo te llamas entones?
—Elias
—Pero ese es un nombre… de chico”.
En este punto, la visión del autor en cuanto a la atracción sexual y el amor es interesante: no existen los prejuicios. Un ser humano se enamora de otro. No importa si pensaba que era una chica y al final resulta ser un chico. No importa si se trata de una criatura que se alimenta de sangre y tiene más de doscientos años. Existe atracción, dos seres que se quieren y se acompañan a pesar de todo.
La sexualidad del ángel caído
Ya hacia el final de la novela, Oskar ve desnudo a Eli:
“Entre las piernas tenía… nada. Ninguna hendidura, ningún pene. Sólo una superficie de piel lisa”.
Es entonces cuando Eli lo besa y le comparte una memoria: el momento en que fue castrado. Este acontecimiento tiene relación con lo mencionado anteriormente de colocar el papel de este personaje al nivel de una criatura divina: los ángeles. De acuerdo con la tradición católica se ha dicho que los ángeles no tienen sexo porque se trata de criaturas espirituales que no se reproducen. En la Biblia se les nombra como “angelus”, que significa “mensajero”, siempre en género masculino, pero a pesar de que los ángeles sí tienen género, no tienen sexualidad.
La crítica que imprime Lindqvist en su novela hacia esta ideología es cruda. Eli no tiene órganos sexuales porque la maldad humana se los ha arrebatado de manera violenta. Si Dios decidió que sus ángeles no tuvieran sexualidad con un fin espiritual, Eli es su contraparte. Es una criatura que fue privada por la brutalidad del ser humano, y que además ha sido condenada a vagar por la tierra alimentándose de “los hijos de Dios” para seguir existiendo. Eli es el ángel caído, pero también el oscuro ángel de la guarda de Oskar, a quien le salva la vida al final de la novela.
Cuando los policías descubren los cuerpos de los estudiantes en la piscina de la escuela, y los sobrevivientes son interrogados, se menciona:
“Sus declaraciones, a grandes rasgos, eran coincidentes, y una palabra se repetía todo el tiempo: ángel. A Oskar Eriksson había venido a buscarle un ángel. El mismo ángel que según las declaraciones le arrancó la cabeza a Jonny y a Jimmy Forsberg y las dejó en el fondo de la piscina”.
La banda sonora de “Déjame entrar”
Un complemento perfecto del ambiente oscuro de la novela es la gran riqueza musical de la década de los ochenta, detalle que el autor John Ajvide Lindqvist incluyó de manera orgánica en su libro. Aquí les dejamos la banda sonora tanto de la novela como de las películas, misma que pueden disfrutar desde nuestro perfil en Spotify.
A propósito de la importancia de la música en este libro, cabe mencionar que Lindqvist es un gran admirador de Morrisey, y justamente se inspiró en su canción “Let The Right One Slip In” para el título de la novela.
- “Let The Right One Slip In”, Morrissey
- “Last Of The Internacional Playboys”, Morrissey
- “Los líos del amor”, Siw Malmkvist
- “Beth”, Kiss
- “Destroyer”, Kiss
- “Can’t Help Falling In Love”, Elvis
- Vikingarna
- Bob Hund
- “The Breakup Song (They Don’t Write ‘Em)”, The Greg Kihn Band
- “Burnin’ For You”, Blue Öyster Cult
- “Do You Really Want To Hurt Me”, Culture Club
- “Time (Clock Of The Heart)”, Culture Club
- “Doot-Doot”, Freur
- “Turning Japanese”, The Vapors
- “Let’s Dance”, David Bowie